viernes, 26 de diciembre de 2014

Se podría decir que el cine, en muchas ocasiones, toma en sus escenas referencias del arte de la pintura, pero no lo vamos a decir: lo vamos a mostrar.

La marquesa de O, película franco-alemana de 1976, nos cuenta que ''En el siglo XIX, en el norte de Italia, la marquesa de O es una hermosa y joven viuda que vive con su padre, el Coronel, y su madre. Durante el asedio de su ciudad por parte de las tropas rusas, la marquesa sufre un intento de violación, pero se salva por la intervención de un apuesto caballero ruso, el Conde. Meses después, Julieta inexplicablemente está embarazada. Incapaces de aceptar esta vergüenza, su familia la echa de casa. Sin recordar contacto alguno con ningún hombre y convencida de su inocencia, Julieta deberá descubrir quién es el padre de su hijo.''

El director de este largometraje, Eric Rohmer, vincula a la perfección en sus películas el cine con la pintura, y afirma haberse inspirado directamente en pinturas y grabados del siglo XVII para la escenografía de La marquesa de O, ayudándose del director de fotografía Néstor Almendros. Aunque no es la única referencia pictórica de la película, concretamente nos vamos a centrar en el siguiente plano, en el que vemos a Julileta, la marquesa, tumbada en una cama con gesto desolado.


Este plano guarda una estrecha relación con La pesadilla, de Johann Heinrich Fussli (Henry Fuseli), cuadro al óleo de 1781. La pose forzada de la mujer en la película es prácticamente idéntica a la del cuadro. La fotografía también es parecida, ya que ambas imágenes tienen un tinte oscuro y dramático. Además del trabajo de Néstor Almendros, la disposición espacial de los elementos y el vestuario ayudan a la creación de un tableau vivant muy llamativo.

Aquí también se expresa la similitud entre la angustia de la mujer del cuadro, que no puede despertar del sueño en el que un demonio le asfixia sentado sobre su tórax, y la angustia de Julieta, que está viviendo su propio infierno del que tampoco puede despertar. En las dos imágenes encontramos los mismos sentimientos: desolación, miedo, soledad.

Con este análisis observamos que La marquesa de O es un film muy marcado por la pintura del siglo XVII y que se ha conseguido una estética impecablemente acorde a ella.

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